miércoles, 9 de noviembre de 2011

Los trece artículos del arte de la guerra

Los trece artículos del arte de la guerra
por Ernesto Bark

Se desconoce casi todo de Sun Tzu Wau, autor de Los trece artículos del arte de la guerra. Su leyenda lo sitúa en los tiempos míticos de ´Los reinos combatientes`, dentro de la primera época de la China clásica, hace más de veinticinco siglos. Pero probablemente se trate de un personaje imaginario, similar al Homero de nuestra tradición clásica. Su obra representa el tratado más antiguo conocido sobre estrategia militar, y según sus tratadistas, no ha sido superada en amplitud y profundidad.

Echa esta nota informativa, comprendemos que quien no pase del primer párrafo no habrá entendido en absoluto la relevancia de este libro. La importancia de la obra de Sun Tzu no es exclusivamente militar y, aún más, su interés, universalidad y atemporalidad comienza en el momento en que supera el ámbito de la estrategia castrense.

Los trece artículos del arte de la guerra suponen un oráculo general para orientarse estratégicamente en la vida. Porque la vida y la guerra vienen a ser lo mismo en esta metáfora filosófica. Literariamente, Sun Tzu tiene la habilidad genial de hacer el tratado sobre la guerra más riguroso posible, solucionando cada contingencia particular del arte de la estrategia militar, al mismo tiempo que habla todo el tiempo de otra cosa, de la vida. Lo particular es lo general en este libro de estética taoista, que no desmerece al lado de la obra del otro gran mito taoista, Lao Tze y su Tao te king.

La estrategia militar es el arte de convertir la guerra en su abstracción, en un juego de la inteligencia. Y Sun Tzu nos explica las formas de tener éxito en ese juego, al mismo tiempo que vamos comprendiendo que ese juego tiene las mismas reglas que la vida. Que el hombre debe tener un objetivo, y antes de ello un plan, para no salir derrotado de la vida. Que somos jugadores y no hay otra posibilidad que perder o ganar, tener éxito o fracaso. Que el fracaso es ignominioso, porque existen reglas para aprender a jugar que deben aprenderse, disciplinas que es necesario ejercitar, y previsiones que hay que tomar. Que quien no se afana en aprenderlas, ejercitarlas y tomarlas se convierte a sí mismo en forzoso perdedor. Y, por supuesto, Sun Tzu tiene el arte de decir todo esto sin mencionarlo, ciñéndose a la estrategia militar y al lenguaje de un tratadista de la materia. Es elíptico y polisémico, dicho finamente, y sobre todo es sutil.

Porque, repetimos, el libro es un tratado militar y no el juego metafórico simple de hacer un tratado conductista disfrazado de tratado militar. Eso sería barroco, y un tipo de barroco muy torpe. Los trece artículos del arte de la guerra son el mejor tratado escrito nunca sobre estrategia militar y no se trata de ir leyéndolos como recetas para la vida -aunque también es posible, pero mediocre-. El verdadero juego es más simple y fundamental: ir comprendiendo que la vida es un juego en el que debemos ganar. Sun Tzu no explica las reglas de la vida porque la receta particular para una materia tan lábil y compleja siempre sería incompleta, dogmática y malentendida. Por eso Sun Tzu hace un libro de estrategia militar, sólo de estrategia militar. Y es de ella de donde nace el lector al conocimiento, al reconocimiento de que la vida es también un juego de estrategia, y comienza a repasar su historial, comprendiendo que el destino y la suerte, o no existen, o son irrelevantes. Que tenemos lo que nos merecemos.

Esta joya de la filosofía perenne todavía no ha sido descubierta por esos saqueadores de tumbas que son las editoriales de autoayuda. Sus lectores son unos cretinos que no llegarían más que a tratar de aplicar los trece artículos como aplican las trece reglas de un manual sobre cómo adelgazar follando, o sobre cómo llegar a ser millonario. Los lectores de autoayuda se definen por ser incapaces de entender la idea de ayudarse a sí mismos y por eso buscan libros de recetas cerrados, dogmáticos, y completamente inútiles.

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